CARNÉ DE PERSONA

Me levanto el sábado a las once de la madrugada (sí, ¿qué pasa???? la gente decente dormimos a esas horas). Puto despertador del móvil y su tintineo de las pelotas!!! Ofuf, le prometí a alguien que le iba a ayudar con unas cuentecillas... menudo gilipollas estoy hecho, ahora tengo una alpargata en la boca, tres martillos en la cabeza y los ojos reventones. Resacón del 15, me tengo envidia a mi mismo con 17 años y un estómago a prueba de garrafa...

Bueno, dejemos las miserias personales de lado. Otro día discutiré sobre el alcoholismo propio y ajeno. El caso es que voy a apagar el móvil y estaba en el editor de mensajes: ponía "carné de persona". Entre la papa, el sueño y el cabreo me costó saber qué coño era eso, pero me acordé al final: servidor tiene la sana costumbre de apuntar en su móvil las grandes verdades que sueltan los hombres de bien en momentos vasodilatados. El viernes gocé de un acto social distinguido (botellón de cati shark en el hipercor entre niños de 16 años y varios indigentes, pa que veáis cómo me lo monto) y el señor ventajista destapó una verdad como un camión:

"Tiene cojones que el voto de un yonki tenga el mismo valor que el mío"

No es el único. ¿Cuántas veces habré (habremos) escuchado de boca del señor 1/2 talegas la grandísima:

"Tiene cojones que el voto de Severo Ochoa valga igual que el de el Nono, el de mi pueblo"?

Qué razón llevan (por cierto, un besazo para Lahiguera, las fiestas de Santa Clara y los cubatas a 2.5 € mientras suena paquito chocolatero). Y no es porque los dos autores son hombres de letras cultivados en los foros más prestigiosos (desde la Marisma y el Van Gogh granadinos hasta los Gallos jiennenses), que me consta que lo son. Ellos, al igual que yo, son conscientes de la evidente diferencia brutal que hay entre gente que a priori son tratados como iguales.

No hablo de cuestiones de raza, sexo y/o de ideología, grandes comidillas en este blog. Hablo de sentido común, que suele brillar por su ausencia gracias a la actitud de políticos, instituciones oficiales y no oficiales y por supuesto los medios de comunicación, punta de lanza del "pan y circo" que tanto nos gusta. Se fomenta la irresponsabilidad humana y se convierte al sujeto en algo cada vez más insignificante, ya que la masa anónima nos da alimento y nos protege de tener que asumir las consecuencias de nuestros actos. Cojonudo.

Un ejemplo clarísimo de esta moral de esclavos imperante es, por ejemplo, el permiso de conducir por puntos: si cometes infracciones como conductor, vas perdiendo derecho a serlo. Creo que quedó clara la postura de 2talegas ante este ejemplo concreto. Pero quizá se pueda asumir esta filosofía de manera mucho más positiva. En este momento me paro, miro a mi alrededor y ¿qué veo? Ignorancia, vagancia, pasividad, debilidad, miedo, autodesconfianza y mucha, demasidada gilipollez humana. Y pienso: ¿por qué no un carné de persona? Estoy cansado de ver individuos que día tras día se dedican a no merecerse otra oportunidad:

Personas ociosas sin oficio ni beneficio que dejan pasar su vida mientras se dedican a absorber la de sus prójimos,
Gente que te exige una llamada de amistad y después no es capaz de torcer su brazo por nada ni nadie,
Pseudoamigos que te lloran por consejos con lágrimas de cocodrilo mientras los ignoran por la espalda con tal de echar un puto polvo,
Listos de la vida que se empeñan en no ver que el mundo no es como ellos dicen, sino como es de verdad. Gente que te habla, esperan mientras tú les hablas y no obstante permanecen durante horas sin modificar ni un ápice su discurso, ya que nunca se han molestado en escuchar a nadie, ni siquiera a ellos mismos, y por tanto no se dan cuenta de lo imbéciles que son,
Compañeros de piso que desconfían de ti primero, te intentan engañar segundo y cuando no lo consiguen te dejan tirado mientras pesan las bombonas para ver cuántos míseros céntimos de los que habías acordado con él te consigue escatimar. Pero de buen rollo, ya que son condescendientes y te reprochan cariñosamente, los muy sinvergüenzas: "tienes que confiar en mi",
Conocidos que juegan con el miedo de personas débiles y se divierten amenazando, amedrentando y agrediendo a las personas o a las cosas que sea necesario por aquello que en su mentalidad subnormal se debe denominar "justicia". Y por supuesto ocultando la cara cuando el guantazo que se merecen les puede caer de verdad,
Y lo que más me jode: individuos débiles que no saben pasar página y se tropiezan una y otra vez en la culpa. La puta culpa que hace que buenas personas se conviertan en tristes caricaturas de ellos mismos mientras se arrastran por alguien que ha invertido años en no merecerlas y dejan que el rencor vaya haciendo mella por no ser capaces de quererse a uno mismo de una puñeterísima vez. La culpa es un tema recurrente entre 2talegas y ya vendrá algo dedicado a los culpables de la vida. Pero avisamos: es demasiado cómodo dejarse derrotar por ella y muy difícil quitársela de encima. Por experiencia.

Quien lo lea y tenga gana puede repasar su día a día y ver cuánta gente que le rodea protagoniza situaciones así (y cada cual puede ampliar su lista con cosas peores, segurísimo). Convivimos con esperpentos de esta calaña, y por esta razón reivindico desde aquí la implantación de un carné que quite puntos a esta gente que no respeta su vida ni la de los demás. A quien ignore lo que tiene en la vida y se miren el ombligo mientras se satisfacen a ellos mismos navegando en autocompasión. Y cómo no a todos los que simplemente no han pensado en su vida y no tienen en sus planes hacerlo nunca. En definitiva, a los que merecen poco vivir. Que les quiten el derecho a salir a la calle y mezclarse con gente de bien, o al menos la impunidad de cometer una tras otra gilipollez sin ningún tipo de vergüenza ni reparo. Dejo sobre la ética del lector la conveniencia del paredón para castigar a depende qué subseres. Pero cárcel o arresto domiciliario me parece lo mínimo. Proclamo.

Y ya metidos en faena también propongo un Carné de derecho a ser padre o madre: estas impersonas tendrán descendentes que serán ineducados por ellos (independientemente del factor genético) y volverán a incurrir en las mismas infraccciones vitales que sus predecesores o peores. Y estos se mezclarán con nuestros hijos, les darán clase (me aterra que a mis niños sean
en un futuro alumnos de ciertos compañeros míos de carrera) o jugarán con ellos. Estamos amenazados a muchos niveles, no os digo nada.

Cierta vez hablando con mi hermano de un energúmeno de esta clase, él me vino a decir
"Cuando veas a un gilipollas, no seas condescendiente con él. Desenmascáralo al mundo y que cada uno lo juzgue".

Os animo a todos a que lo hagáis y nunca os dejéis pisotear por alguno de los que han aparecido por aquí (y cuidado porque es más grave cuando sois vosotros mismos), y luchéis por no serlo nunca. O si no, que os quiten el derecho a ser persona. Creo que es lo justo.